En este post sacamos a la luz algunas verdades acerca del bullying en España. Si bien es cierto que el grado de concienciación del problema va en aumento, todavía nos queda muchísimo trabajo por hacer, y es que las cifras así lo demuestran.

Bullying según edad, tipología y género en las aulas en España

Parece que en los últimos meses, los medios están tomando conciencia de la gravedad del fenómeno bullying y, con ello, están consiguiendo que padres y escuelas «des-naturalicemos» una situación que tenemos muy arraigada y decidamos prestarle la importancia que se merece.

Estudios recientes nos demuestran que hay que tomar cartas en el asunto y adoptar las medidas necesarias para garantizar una infancia y juventud felices a nuestros menores. Veamos algunos datos y valoremos:

• Volumen de acoso escolar. Desgraciadamente el bullying o acoso escolar está presente en la mayoría de las escuelas de nuestro país. Se podría decir aquello de que «quien esté libre de pecado que tire la primera piedra» y probablemente ninguna escuela osaría levantar la mano. Para hacerse una idea de la gravedad de la situación, un estudio publicado en EL MUNDO el 24/09/2015, confirma que entre un 5 y un 10% de los alumnos de entre 10 y 15 años sufre acoso escolar en España, una situación que se debería afrontar con sistemas educativos que promuevan la convivencia en las aulas. Estas cifras coinciden con el estudio realizado por «Save the children«, según el cual un 9,3% de los estudiantes encuestados, de un total de más de 20.000 niños, considera haber sufrido acoso en los últimos dos meses.

• El tipo de agresión más habitual en nuestras aulas es el insulto y la agresión psicológica. Dos de cada diez alumnos recibe de forma constante insultos por parte de algún compañero, y el fenómeno va en aumento al contar con sistemas de difusión masiva a través de redes sociales y grupos de chats de WhatsApp.

• En cuanto a la distribución geográfica del acoso es España, hay que reconocer que no es homogénea en todo el territorio. Las comunidades que superan la media en cuanto a datos de acoso escolar se refiere son Murcia, Andalucía e Islas Baleares.

• Si distinguimos por género nos daremos cuenta de que las chicas son la que sufren más a menudo situaciones de acoso escolar. Según datos de «Save the children» un 10,6% de las chicas reconocen haber sufrido acoso escolar, frente al 8,5% de los chicos. Y un 8,5% reconocen haber sido víctimas de cyber-bullying, frente al 5,3% de chicos. Por contra, son más habituales los agresores chicos, que las chicas.

• Clasificando el bullying según la edad nos daremos cuenta de que sufren mayores situaciones de acoso escolar los alumnos de primer ciclo de la ESO (niños de entre 9 y 12 años), frente a los de segundo ciclo (niños de entre 12 y 15 años).

• En cuanto a la motivación que induce a los agresores a actuar, la mayoría alegan que «no saben por qué lo hacen» y, en caso de alegar un motivo, la principal motivación es la de «gastar una broma a la víctima».

• En cuanto a explicar su problema  se refiere, todavía más de un 30% de los niños lo ocultan a sus referentes adultos. Temen explicarlo a sus padres por no preocuparles, por evitar ser culpados de la situación o por evitar una reacción exagerada en el colegio que pueda agrandar todavía más su problema. Por ello es importante que padres y tutores estemos pendientes del comportamiento y actitud de nuestros menores atendiendo a los factores de riesgo del bullying.

• Incrementa la solicitud de ayuda. Otro artículo de actualidad publicado el 26/04/2016 en «El Confidencial», informa de que las llamadas solicitando ayuda por acoso escolar aumentaron durante el 2015 un 75% respecto al 2014, según el estudio de la Fundación Mutua Madrileña, basado en los testimonios de los afectados. Se atendieron 25.000 consultas relacionadas con este problema. Aunque esto nos induzca a pensar que los casos de agresión escolar están in crescendo, no tiene por qué existir una relación directa. Queremos pensar que existe una mayor concienciación en el entorno escolar acerca del bullying, y se asume cada vez más como  legítimo el derecho  de solicitar ayuda.

Los resultados de estos estudios nos demuestran que hay que tomar cartas en el asunto y adoptar las medidas necesarias para garantizar una infancia y juventud felices a nuestros menores.