El término bullying hace referencia a un comportamiento intimidatorio entre iguales en el entorno escolar. Pero esta definición es demasiado genérica. Este comportamiento abusivo suele adoptar diferentes formas.
Para poder enfrentarnos al bullying de una manera apropiada, es necesario identificar qué tipo de agresión se está produciendo en cada momento.
Por ahora tenemos tipificados los siguientes tipos de bullying:
Bullying físico
El acoso físico ha sido hasta ahora la forma más habitual del bullying. Engloba todas aquellas agresiones en las que el agresor usa la fuerza física, tales como golpes, patadas, empujones, arañazos, palizas, etc. con la intención de hacer daño.
En este tipo de acoso se incluiría también el esconder, robar o dañar intencionadamente las pertenencias de la víctima.
Bullying verbal
Se trata de aquél tipo de acoso que tiene la intención de discriminar a la víctima y excluirla del grupo mediante ataques verbales, tales como insultos, burlas, amenazas, extorsión, llamadas telefónicas ofensivas, la difusión de rumores falsos, etc. para conseguir su ridiculización pública.
Son habituales también las agresiones verbales por actitudes xenófobas (discriminación por pertenecer a una minoría étnica), homófobas y sexistas.
Es la forma más rápida con la que el agresor identifica a una víctima, poniendo a prueba el control que ejerce sobre ella y su capacidad por desestabilizarla.
Este tipo de agresión suele ser la más habitual en grupos de chicas que actúan contra una única víctima.
Bullying emocional
El acoso emocional, o psicológico, tiene por objetivo el mermar de forma intencionada y progresiva la autoestima de la víctima y fomentar así su sensación de temor e inseguridad. En este caso el agresor actúa mediante el miradas, señales obscenas, gestos de desprecio, el chantaje, la manipulación, la intimidación, etc.
Se trata de la forma de acoso más difícil de advertir por padres y profesores, puesto que a menudo se pueden ver como acciones relativamente inofensivas. A menudo pueden estar sucediendo frente a sus ojos sin ser identificadas, de modo que el agresor sale reforzado al sentir que puede agredir a la vez que permanecer en el anonimato.
La víctima está todo el tiempo emocionalmente dependiente de su agresor.
Bullying social
La intención que busca un agresor social es la de aislar a la víctima excluyéndola del grupo. Esta exclusión la llevan a cabo ignorando sistemáticamente a la víctima (haciéndola el vacío), como si no estuviera presente o fuera un objeto, impidiéndola participar de las actividades en grupo, haciendo que el resto de estudiantes la marginen y sientan aversión, etc.
Bullying sexista y sexual
La agresión sexista se presenta cuando existe una discriminación de la víctima por rechazo a su género u orientación sexual. Este tipo de acoso suele ser verbal, con frases e insultos ofensivos continuos, mensajes sexuales, etc.
La violencia sexual sucede en el momento en que se presenta un asedio, inducción, tocamientos sin consentimiento, gestos obscenos o cualquier otra falta de respeto al cuerpo de la víctima. Es definitiva un abuso de poder por parte del agresor con la intención de sentir satisfacción sexual a partir de la humillación.
Cyber-bullying
El cyber-bullying uno de las más efervescentes formas de agresión que están tomando protagonismo en las aulas, y está íntimamente ligado al uso, o mejor dicho «abuso» de las nuevas tecnologías.
Se caracteriza por usar las tecnologías de la información y comunicación para humillar a la víctima:
El agresor actúa difundiendo amenazas, difamaciones, insultos, montajes fotográficos, fotografías o vídeos de la víctima tomadas sin permiso, etc. a través de los múltiples canales sociales que nos han traído las nuevas tecnologías: teléfonos móviles, con los SMS o grupos de WhatsApp®, redes sociales, chats, blogs, e-mails, canales de Youtube, Facebook, Twitter, etc.
En el Cyber-bullying no hay confrontación física, puesto que víctima y agresor no necesariamente deben estar compartiendo un mismo espacio físico. Por consiguiente, este tipo de acoso no se limita al ámbito escolar, de modo que la víctima no cuenta con un respiro ni tan solo cuando se encuentra en su ámbito de confort, en casa, con su familia.