Aunque a priori nos pueda parecer que el observador de una escena de bullying no juega un papel determinante, nada más allá de la realidad.
Con su comportamiento agresivo, el acosador busca obtener un protagonismo público frente a sus compañeros, que le permita esconder sus debilidades y fracasos. Si no existe público, no existe protagonismo.
Se podría incluso afirmar que la situación de bullying en una aula será proporcionalmente duradera a la cantidad de espectadores pasivos con los que cuente. Los ataques dependen en gran medida del número de alumnos que los presencian.
Además, está comprobado que aproximadamente la mitad de los ataques cesa en el momento en que alguno de los observadores decide intervenir, dar soporte público a la víctima y poner freno a la situación.
Es necesario transmitir a nuestros hijos que, si actúan con coherencia y valentía ante una situación de agresión, pueden conseguir que una víctima deje de ser atormentada por su agresor. Para ello, desde casa y desde los centros escolares, será necesario dotarles de herramientas básicas eficaces para la prevención, detección temprana y resolución de conflictos.
Respuesta de los espectadores ante el acoso
La capacidad de reacción del espectador ante una situación de agresión o situación ofensiva, vendrá determinada por varios factores, tales como si consideran que la víctima merece ser ayudada, sus propias capacidades físicas o su relación con la víctima.
A menudo sucede también lo que comúnmente se llama «Efecto observador» por el que un individuo no ofrecerá ayuda a quien está siendo víctima de un ataque si existen otros espectadores, como él, que no actúan tampoco.
Según su capacidad de reacción, podemos distinguir entre los siguiente tipos de observadores, según su respuesta:
- Los CÓMPLICES son aquellos observadores que, pese a no haber empezado la agresión, acaban participando activamente de ella.
- Los ALENTADORES aprueban el acoso pero no participan de ella de forma activa.
- Los PASIVOS son aquellos observadores que muestran indiferencia a la agresión. Reconocen que existe una situación injusta pero admiten que no es su problema y prefieren no ser «entrometidos».
- Los TEMEROSOS consideran injusta la agresión pero prefieren mantenerse al margen por temor de acabar siendo ellos mismos la víctima. Eluden llamar la atención del acosador. Por otro lado consideran que si dan cuentas de la situación a un profesor o responsable, acabarán siendo estigmatizados por el resto del grupo bajo el rol de «soplones» o «chivatos».
- Los DEFENSORES son aquellos alumnos que se atreven a intervenir ante una situación de acoso entre compañeros, con el objetivo de detenerla. Suelen ser alumnos con amplia aceptación dentro del grupo que saben que es poco probable que acaben siendo ellos mismos las próximas víctimas.
¿Cómo puedes ayudar a un compañero que sufre acoso escolar?
¿Has detectado una situación de agresión injusta contra un compañero, y no sabes cómo podrías ayudarle? Ánimo. Con tu ayuda puedes conseguir que los ataques acaben. Te explicamos a continuación algunos sencillos pasos para ayudar a tu compañero:
- Hazte cómplice o amig@ de la víctima. Habitualmente los agresores buscan aislar y excluir a sus víctimas del grupo. Buscan al débil o al diferente. Si la víctima cuenta con un apoyo visible en el aula, da la imagen al agresor de que esa persona contará con un apoyo también en caso de que decida atacarle.Además será de gran ayuda para la víctima el poder contar con alguien con quien hablar en el recreo, con quien sentarse durante el almuerzo, alguien que le escuche al que poder explicar cómo se siente, alguien a quien poder llamar por teléfono y que le pueda dar consejo.
- Intenta alejar a tu compañero de una situación de peligro. Si tienes la intuición de que en un momento determinado es probable que suceda una agresión, aleja a la víctima de ella con cualquier excusa, por ejemplo, «te está llamando el tutor» o «te necesito para completar el equipo«, etc.
- Quítale público al agresor. Antes comentábamos que si no hay público, no hay agresión, puesto que el agresor busca protagonismo con sus actos. El simple hecho de estar allí motiva más al agresor a continuar amenazando a sus víctimas. En cuanto detectes una agresión, puedes apartar al resto de observadores con frases del tipo «este espectáculo no le divierte a nadie«. Esto hará que el agresor no se sienta «apoyado» por sus actos, sino más bien al contrario.
- Busca la ayuda de un adulto de confianza. Recuerda que puedes acudir siempre a un adulto para pedir ayuda. Olvídate de calificativos como «soplón» o «chivato». Si consideras que debes hacerlo, hazlo.
Si temes explicar lo que pasa por miedo a ser la próxima víctima, pide hablar con el profesor, o director de la escuela, de forma privada. O incluso escribiendo un nota.No te desanimes si, tras explicarlo, no sucede nada. Insiste en transmitir tu inquietud al mayor número posible de adultos para involucrar a más personas: distintos padres, mayor número de profesores (aunque no sea el tutor) u otros adultos que te transmitan confianza.
- No intentes usar la violencia en ningún caso. Eso alentará todavía más al agresor entrando de este modo en un bucle de violencia contra violencia sin sentido.
- Y recuerda que no debes tratar de proteger a una víctima si ello puede conllevar ponerte a ti mismo en peligro. Si consideras que la situación en tu clase ha llegado a ese extremo, no dudes en contactar con un responsable y transmitir esta inquietud de la forma más sincera posible.
Más información
Lee aquí cómo puede afectar a un Observador el hecho de presenciar de forma continua agresiones en su entorno escolar.
¡Sé valiente!
Te dejamos aquí un pequeño pedacito de nuestro curso «Crecer Unidos«, dedicado para todos aquellos que seáis testigos de algún caso de acoso escolar.