La lucha por acabar con la violencia en las aulas debe empezar por fomentar, desde el núcleo familiar, un comportamiento respetuoso y en valores. Educar en valores a nuestros hijos es imprescindible para prevenir el bullying.
Pero, ¿cómo podemos hacerlo si nuestros hijos están consumiendo agresividad por todos los costados? En la televisión, en los videojuegos, en aplicaciones de dispositivos móviles, en las películas, etc.
Actitudes violentas en la sociedad actual
No queremos que nuestros hijos sufran acoso escolar, y por ello defendemos la necesidad de un plan de prevención, detección y actuación entorno a todas las actitudes agresivas que puedan afectar a cualquier niño dentro y fuera del aula. Presionamos continuamente a las escuelas y profesores para que no cierren los ojos y atiendan este problema que puede irrumpir en cualquier escuelas.
Pero es difícil conseguir que los alumnos se comporten de forma respetuosa si a su alrededor, muchos logros, muchas formas de ocio y de relación, se basan en actitudes violentas y agresivas. Con las nuevas tecnologías nos estamos acostumbrando a resolver nuestros problemas de forma inmediata, y eso nos está convirtiendo en seres poco tolerantes a la espera y fácilmente frustrables ante la adversidad.
Por ello, cada vez más a menudo socialmente se acepta que, para conseguir lo que se desea de forma «fácil», sea lícita la fuerza y la imposición.
La responsabilidad de los padres
Encendemos la televisión y un niño puede ver imágenes horribles acerca del terrorismo, de refugiados que huyen de una guerra, o multitud de formas de agresión. En las noticias se explica cómo se agrede a un político al salir de una reunión importante o cómo la policía intenta evacuar una manifestación con el uso de pelotas de goma.
Después de haber visto todo esto en la televisión, éste mismo niño puede jugar un rato con su último juguete, una pistola láser con la que puede apuntar al cuerpo de su víctima. Si el niño en cuestión, es un poco más mayor, probablemente se ponga a jugar a la consola, a algún juego de batallas y guerras.
La «teoría psicológica del modelado» se basa en la forma de aprender del niño a través de la observación e imitación. Según esta corriente, cualquier conducta que se pueda realizar ha sido observada anteriormente en otro. En otras palabras, esta teoría plantea la necesidad de “predicar con el ejemplo”, ya que si proporcionamos mensajes educativos a nuestros hijos acerca de la violencia, éste puede estar recibiendo multitud de estímulos donde la agresividad física y verbal se utiliza con frecuencia y normalidad, y el niño puede entrar en una contradicción de valores.
Si no queremos criar a niñ@s agresivos, no podemos contradecirnos y aprobarle cuando en un videojuego mata a una persona, o en una película el «bueno» apaliza a diestro y siniestro a sus enemigos, o muestra actitudes sexistas, etc. Y, si vemos una película, o videojuego de este estilo, al acabar se pueden aclarar los conceptos y explicar que se trata de una película, y que no ha sucedido ni debe suceder en la realidad.
Cambios sociales necesarios
No podemos pretender acabar con el acoso escolar o el bullying, sin valorar algunas de sus causas. Desde la familia debemos valorar si, sin darnos cuenta, estamos adoptando en casa actitudes violentas que parecen estar aceptadas por la sociedad.
Es cierto que no está en nuestras manos las actuaciones violentas de los políticos, sociedad, guerras, etc. Pero sí es responsabilidad nuestra, modelar a nuestros hijos escogiendo los estímulos que reciben de los medios de comunicación, Internet u otros.
Por: Sara Avilés y Marina Martínez
Lic. en Psicología
BUENAS NOCHES
El bullying, o acoso escolar, es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico que tiene lugar entre niños en edad escolar y se produce tanto de manera presencial en las aulas como en otros ámbitos, como por ejemplo las redes sociales, uno de los medios que cada vez es más utilizado. Se caracteriza por ser sufrido de manera reiterada y se lleva a cabo con la intención de intimidar a la víctima aprovechando una superioridad física y emocional, ya sea real o subjetiva.
Este acoso suele generar problemas psicológicos y secuelas, ya que el acosado tiende a vivir amenazado y, por lo tanto, con un temor constante a tener que ir al colegio o al centro de menores día tras día. Los principales síntomas que muestran los afectados son nerviosismo, tristeza y miedo a quedarse solo y sin protección, en algunos casos, esta situación puede llegar a conllevar pensamientos alrededor del suicidio, que incluso pueden ser materializados.
Y tenemos que prevenirlo porque niños pueden matarse en un futuro.
gracias por leer mi comentario 17/06/2019