El bullying antes de los 10 años

¿Cómo detectamos el bullying en los niños más pequeños? ¿En qué forma suele manifestarse? ¿Cómo afecta y afectará al futuro de los niños?

Acoso escolar en menores de 10 años
Es habitual que los medios de comunicación informen del aumento de casos de acoso escolar entre adolescentes, jóvenes que están cursando la secundaria. Realmente es la edad en la que, lamentablemente, el bullying se manifiesta con todo su «esplendor». Pero también debemos pensar que es la edad en la que es más sencillo detectarlo, puesto que la propia madurez de nuestros hijos les permite expresar sus preocupaciones.

Pero no debemos olvidar que este tipo de agresiones pueden empezar mucho antes, y que la propia inmadurez de los pequeños puede hacerles creer que lo que les sucede es su culpa, e intenten ocultarlo. Debemos prestar mucha atención a la conducta de nuestros hijos más pequeños para detectar cualquier situación anómala en el colegio.

¿Tan pequeñ@ puede estar sufriendo acoso en el colegio?, ¿cómo me doy cuenta de si mi hijo está sufriendo acoso si no me lo cuenta?, o ¿qué consecuencias puede tener para él/ella?, son algunas de las preguntas que surgen en relación al acoso de los más pequeños.

Algunos datos relevantes acerca del bullying en niños menores de 10 años

El porcentaje más alto de acoso escolar se da entre los 8 y 10 años. Por lo que, a diferencia de lo que la mayor parte de población puede creer, los alumnos de primaria son los que más sufren este tipo de agresiones. También puede ocurrir en edades infantiles cuando el niño aún no ha desarrollado la suficiente empatía para tratar al otro y tiene dificultades para identificar y gestionar sus propias emociones y las de los demás.

¿Cómo identificar el acoso escolar en los más pequeños?

Para poder identificar si nuestro hijo está siendo víctima de acoso escolar debemos estar alerta de los cambios en su comportamiento y observar si su estado de ánimo es irregular: si empieza a estar más triste, irritable, con tendencia a llorar o aislarse, si no quiere ir a la escuela, dice estar enfermo, o le duele la barriga antes de ir a clase, etc. Otros cambios que podemos percibir son alteraciones en su curso del sueño, alimentación o desarrollo.

En general, los niños no suelen advertirnos verbalmente de que viven estas situaciones en clase, y por eso los padres debemos tener estrategias para poder identificar estos síntomas. En general, será importante estar atento y observar el comportamiento del niño y cómo éste llega del colegio. Es necesario también poder propiciar situaciones con los niños en que expliquen cómo se encuentran en su día a día en el colegio.

Para poder trabajar con ellos el tema del acoso escolar, sin incomodarles, podemos realizar juegos con ellos, que nos permitan detectar sus preocupaciones. Por ejemplo, jugar a profesores con muñecos, o plastelina, contar cuentos de niños que sufren situaciones desagradables en clase, o también se puede contarle algún conflicto que tuviste en tu propia infancia. En cualquier caso, facilitarle el hecho de que pueda expresar libremente sus preocupaciones en el entorno escolar.

Los niños, al sentirse identificados les resulta más fácil expresar su propia situación a partir de la historia de terceros, por eso es aconsejable trabajar a partir de juegos, cuentos o historias ajenas.

En nuestra página «Padres de víctimas de bullying» te dejamos algunas indicaciones para  detectar si tu hij@ está siendo víctima de bullying.

Bullying en los más pequeños

¿Cómo puede afectar el AE en el desarrollo de los niños?

El acoso en los más pequeños puede contribuir al desarrollo de una personalidad insegura, con dificultades de relación inter-personal y una baja autoestima. En general, su desarrollo social y habilidades sociales se ven afectados tras sufrir acoso.

En caso de sufrir acoso durante un período de tiempo largo y no recibir ayuda posteriormente, se asocia a una mayor posibilidad de sufrir algún tipo de trastorno relacionado con la ansiedad y/o el estrés. Profesionales del Centro de Estudios sobre el Estrés Humano (CSHS) de Canadá, asocian una mayor vulnerabilidad en las víctimas de AE de sufrir estrés postraumático, depresión y otros trastornos del estado de ánimo a medida que avanzan en la edad adulta.


Por:
Sara Avilés |  Lic. en Psicología. Col.  24750 COPC
Marina Martínez  |  Lic. en Psicología. Col.  24511 COPC

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