Las consecuencias de «etiquetar» a los jóvenes

«Etiquetar», o poner apodos, es sinónimo de catalogar a un niño/a o joven sentenciándole a partir de una conducta o comportamiento puntual. A menudo los compañeros, o los padres, adjudicamos adjetivos a los más pequeños, a modo de risa, o burla, sin tener realmente el conocimiento de lo que ello puede conllevar.

¿De dónde viene el conocido “efecto etiqueta”?

Efecto pigmalion autoestimaEl efecto “etiqueta” viene de mucho tiempo atrás. Lo pusieron de manifiesto Rosenthal y Jacobson (1968) con el “efecto Pigmalión”. En resumen, lo que hicieron fue elegir a un grupo de estudiantes al azar, a los que sus maestros informaron de que tenían mayores capacidades intelectuales que otro grupo. Casualmente, los resultados obtenidos por los «etiquetados» al azar como «intelectualmente superiores» fueron mucho más favorables a los del grupo que creían que tener una menor capacidad.

Este estudio nos indica que el nivel de expectativas que uno tiene respeto las habilidades del otro, influye significativamente en la evaluación de dichas capacidades.

¿Qué efectos tiene poner una “etiqueta”?

Poner etiquetas o motes a los niños«¡Eres un llorón!» o «¡qué torpe eres!» son algunas de las etiquetas más comunes que se suelen usar ante una conducta o comportamiento repetitivo que puede llegar a ser molesto o inapropiado.

Aunque la intención no sea ofenderles, o hacerles sentir mal, sino que dejen de hacer dicha conducta que no es de nuestro agrado, provocamos el efecto contrario. Estas etiquetas sólo conseguirán que se sientan limitados y generar en ellos el sentimiento que no son capaces de cambiar, puesto que continuamente se les remarca aquello que hacen mal.

¿Cómo evitar que se los niños adopten complejos?

  • Muéstrales una buena imagen de ellos mismos, reconociendo y alabando los pequeños logros. Suele ser más efectivo que remarcar constantemente lo negativo.
  • Remarca las cosas que han hecho bien anteriormente, para potenciar su confianza y motivación.
  • Sé un ejemplo para ellos. Eres su modelo y por eso hay que actuar de la manera más adecuada y natural posible. No hay que olvidar que somos personas y también nos equivocamos y, en esos caso, no hay que esconderlo ni avergonzarnos.
  • Fomenta la reflexión en los momentos que se equivoquen, transmitiéndoles cómo te sientes, y permitiendo que resuelva la situación con la ayuda del adulto. Ofrecerle soluciones y posibilidad de cambio es la manera de evitar que se sientan limitados.
  • Evita las expresiones “siempre” y “nunca” porque limitan cualquier intento de cambio.

¿Quién suele poner la “etiqueta”?

En muchas ocasiones, suelen ser los niños los que se etiquetan entre ellos, ya sea por alguna dificultad o rasgo de la personalidad, apariencia o nacionalidad, aunque no hay que olvidar que muchas veces también los adultos etiquetamos de forma espontánea (maestros, padres, médicos, etc.).

En los peores de los casos, una “etiqueta” puede llevar a vivir a nuestro alumno o hijo, una situación de acoso escolar o “bullying” viéndose afectada su autoestima y capacidades como persona.

¿Qué hacer si “la etiqueta” afecta a nuestro hijo”?

  • No culpar. El niño/a necesita una buena autoestima para poder superar el etiquetaje, por lo que desculpabilizar es importante para reforzar a los más pequeños.
  • Dar la opción de cambio. Dejar escoger al niño, para que pueda dejar de hacer el mismo comportamiento, planteando nuevas alternativas.
  • Valorar la situación con perspectiva. Poder reflexionar acerca de aquellos aspectos que incomodan a los más pequeños, y poder hablar de situaciones pasadas en que también uno se ha sentido mal, permitirán identificar los recursos utilizados, las posibilidades de cambio y otras alternativas.
  • Prevenir. Tener en cuenta el lenguaje que utilizamos para comunicarnos con ellos, poder educar desde la pluralidad y aceptación con narrativas, cuentos o películas.
  • Resaltar sus habilidades y capacidades positivas. Poner énfasis en aquellas cosas que sabe hacer, y poder remarcar y reforzar éxitos del pasado y del presente, aunque sean cotidianos, ayudará a que el niño pueda ver sus posibilidades fuera de la “etiqueta”.
  • Actuar. En función del grado de afectación en el niño hay que plantearse ponerse en contacto con los maestros, monitores u otros padres para obtener más información de la situación y tener otra perspectiva.

Refuerzo positivo a los niños y jóvenes contra las etiquetas

Dado el impacto de las consecuencias negativas del etiquetaje en los más pequeños, es importante entender a los niños con su complejidad y destacando aquellos aspectos positivos que todo niño tiene en su interior. Solo de dicha manera podremos reforzar su autoestima y acompañarlos para que consigan todo su potencial.


Por:
Sara Avilés |  Lic. en Psicología. Col.  24750 COPC
Marina Martínez  |  Lic. en Psicología. Col.  24511 COPC

Visita nuestra sección de «Recursos» para más información acerca de cómo enfrentarse al bullying.

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